¡Y ahora decoramos la tarta! Tinté la crema con jugo de remolacha desde rosa suave hasta lila (cuanto más jugo, más intenso el color), para las hojas encontré un colorante verde especial. Utilicé boquillas de pastelería especiales. No tengo mucha experiencia, tuve que trabajar un poco con algunas flores. Pero en general todo salió bien. 1 hora antes de servir la
tarta de queso y miel, sácala del refrigerador para que la consistencia de la crema sea suave y delicada.