La polenta es una papilla de maíz, que puede ser suave o tostada. A los venecianos les encanta (probablemente tanto como a nosotros nos gusta el puré de papas) y cada ama de casa conoce sus propias recetas especiales de polenta y sabe cuándo servirla tostada o suave. La polenta de harina de maíz blanca es muy buena, se cocina lentamente hasta que esté suave. Para nosotros, esa harina es una rareza, estamos más acostumbrados a la amarilla. Además del color, la polenta varía en el tamaño de los gránulos de la harina. La harina de molienda gruesa (bramata) se cocina durante 40 minutos. La polenta de grano cocido (lampo) se cocina en solo unos minutos. Yo preparé una variante de polenta tostada, con harina de maíz amarilla de molienda gruesa. Esta polenta se puede servir como guarnición con carne, simplemente con un acompañamiento picante o con verduras. Para preparar polenta suave, lo principal es no dejar que se espese. En este caso, es necesario usar una mayor cantidad de agua. Se puede cocinar la polenta no en agua, sino en caldo, o agregar mantequilla o queso parmesano rallado.
Harina
250 g (de maíz)
Agua
1,5 L
Aceite de oliva
1 cda.
Sal
1 cdta.
Para preparar polenta, vertemos agua en una cacerola de fondo grueso y la ponemos al fuego. Cuando el agua hierva, agregamos mantequilla, sal y poco a poco espolvoreamos la harina de maíz en el agua, mezclando constantemente.
Cuando el agua hierva de nuevo, reducimos el fuego a bajo, tapamos y cocinamos durante unos 40 minutos. Revolvemos la polenta periódicamente para que no se queme y no queden grumos.
La masa debe quedar muy espesa. La colocamos en un molde (rectangular u ovalado), nivelamos y dejamos que se enfríe por completo.
Después sacamos la polenta del molde y la cortamos en trozos de 2-3 cm de grosor. Freímos en mantequilla, debe dorarse bien.
Servimos la polenta caliente, se puede espolvorear con hojas de albahaca y sésamo.